Dios Cumple Sus Promesas (6-9 años)

Por muchos años Dios había prometido a Israel que iba a nacer un bebé, un Salvador.

Había un hombre llamado Simeón, él amaba a Dios, lo seguía con todo su corazón y hablaba con Dios por medio del Espíritu Santo. Simeón quería ver la promesa, quería llegar a ver a ese bebé. Mientras Simeón hablaba con Dios, el Espíritu Santo le dijo que se acercaba el tiempo cuando iba a conocer a el Salvador del mundo, a Jesús.

No mucha gente sabía cuándo Jesús iba a nacer. Durante esos tiempos no había internet, ni el correo llegaba tan rápido. Por eso Dios usó ángeles y al Espíritu Santo para anunciar el nacimiento de Jesús. Y ya que Simeón era un hombre que oraba bastante, Dios le dijo a él después de un tiempo del nacimiento de Jesús.

Un día, mientras Simeón oraba, Dios le dijo que fuera a la iglesia. Cuando Simeón llega a la iglesia, ahí estaban María y José que habían llevado al niño Jesús a dedicarlo a Dios. Simeón reconoció al niño Jesús porque estaba siendo dirigido por el Espíritu Santo. Simeón tomó a Jesús en sus brazos y le agradeció a Dios por la oportunidad de poder ver con sus propios ojos al niños Jesús, por poder ver la promesa de Dios cumplida. Simeón ya estaba viejito y al ver a Jesús sintió una paz, sintió que su más grande deseo en toda su vida se acababa de cumplir.

En la iglesia también había una mujer de 84 años que se llamada Ana. Ana adoraba, ayunaba, y oraba todos los días en la iglesia y hablaba con Dios a través del Espíritu Santo al igual que Simeón y ella también estaba esperando la promesa de ver al bebé. Cuándo vio al niño Jesús Ana agradeció y adoró a Dios por poder visto a el Salvador del mundo.

La Biblia dice que si creemos en algo que tal ves no podemos ver en ese momento, pero todavía creemos que si lo veremos, que Dios lo hará posible. Así como Simeón y Ana, aunque no habían visto al bebé, ellos seguían creyendo que sí iba a llegar el día que lo iban a ver. Dios cumplió su promesa.

En la Biblia hay muchas promesas de parte de Dios para ti, necesitamos leer la Biblia y aprendernos esas promesas. También hay que orar a Dios para que nos guíe en toda nuestra vida.

(Puedes encontrar la historia de Simeón y Ana en Lucas 2:21-38)